La
mujer encontró una bomba antigua en su jardín, y sin tener conocimiento
de lo que se trataba, la metió en el fregadero para limpiarla.
Ocurrió
en Norfolk, en el Reino Unido, donde Carole Longhorn, de 66 años,
encontró una bomba de la Segunda Guerra Mundial cuando estaba cavando
con su pala en el patio y sintió algo metálico.
La mujer cubrió la parte superior de la bomba, que tenía 25 centímetros de largo, con un asiento de plástico. Luego, desenterró el artefacto, lo trasladó a la cocina y empezó a lavarlo en el lavadero.
Al escuchar los fuertes ruidos que proveían de la cocina, Clive, el marido de Carole, entró en la cocina y vio como ella ponía la bomba sobre la mesa. "Se pueden imaginar lo que le dije", comentó el hombre.
La familia llamó a la Policía y los expertos les aconsejaron salir inmediatamente de la vivienda. El artefacto fue finalmente trasladado a una mina y explotado por una brigada de artificieros. Para sorpresa de los Clive, la bomba funcionaba perfectamente.
La mujer cubrió la parte superior de la bomba, que tenía 25 centímetros de largo, con un asiento de plástico. Luego, desenterró el artefacto, lo trasladó a la cocina y empezó a lavarlo en el lavadero.
Al escuchar los fuertes ruidos que proveían de la cocina, Clive, el marido de Carole, entró en la cocina y vio como ella ponía la bomba sobre la mesa. "Se pueden imaginar lo que le dije", comentó el hombre.
La familia llamó a la Policía y los expertos les aconsejaron salir inmediatamente de la vivienda. El artefacto fue finalmente trasladado a una mina y explotado por una brigada de artificieros. Para sorpresa de los Clive, la bomba funcionaba perfectamente.
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